Introducción

Como ilustraciones que son, cada pieza musical de esta colección está vinculada a un cuento en particular y sin él no seria plenamente comprendida. Pero más aún, todas ellas forman un conjunto de fuerte unidad, en la misma medida que lo hacen los propios textos de ambos libros; puesto que las mismas ideas, tipos humanos, pensamientos, verdades reveladas, etc, van apareciendo de diversos modos y situaciones en los diferentes cuentos, también la música intercambia y hace variación de sus elementos entre las piezas de la colección, y en consecuencia, el oyente obtendrá paulatinamente una mejor comprensión de las relaciones simbólicas a medida que avance en la lectura y escucha de los distintos cuentos.


Hay que decir que, previo al trabajo compositivo, de carácter lúdico, vertido en estas músicas, existe un otro trabajo de investigación y experimentación cuyos resultados han venido a tomar cuerpo de manera natural en esta obra. Durante años habíamos dedicado buena parte de nuestra atención a lo que podemos llamar “topología del sonido musical” en busca, quizás, de desvelar alguno de tantos misterios que, aún para el músico mas experimentado, guarda la música. Tal topología comprendía el estudio de las proporciones matemáticas en el interior del sonido musical, responsables de las leyes físicas que rigen la resonancia, las relaciones armónicas e inarmónicas, consonancia y disonancia, su influencia en la gramática del lenguaje musical, etc. Parte importante de estos estudios estuvieron dirigidos a la experimentación con sistemas de afinación y síntesis de sonido basados en proporciones especiales: la proporción Áurea (¿cómo no?), la serie de Fibonacci, y entre otras, también el llamado Eneagrama: un diagrama dado a conocer en occidente por Gurdgiev (Гурджиев, o Gurdjieff) y que según él, describe ciertas leyes fundamentales del comportamiento de la naturaleza y del ser humano. En él se relacionan los números del 1 al 9 y las siete notas músicales con sus nombres occidentales, do, re, mi. etc., elementos con los cuales describe una cosmología formulada ya en tiempos remotos.

 

El Eneagrama se supone que es parte de un conocimiento esotérico ancestral guardado por la tradición sufí (aún hoy es utilizado por algunos Naqshbandis contemporaneos) y desde su presentación en occidente por parte de Gurdgiev, a sido objeto de numerosos estudios, dando lugar incluso a importantes sistemas de pensamiento como lo es la escuela de psicología transpersonal desarrollada por Claudio Naranjo, que considera al Eneagrama como un “mapa del centro emocional inferior o ámbito de las pasiones”.

 

 

Es desde un enfoque topológico de las proporciones matemáticas dentro del eneagrama, como se han establecido las vinculaciones de algunos materiales musicales con ciertas ideas del texto en los diferentes cuentos, dotándolos de un valor simbólico perceptible físicamente por el oyente, avisado por su resultado sonoro característico.

 

En los siguientes artículos tratarémos de describir los principios constructivos y los medios de los que se sirve la presente colección de Musica de Cuento para producir su particular estética, con el propósito de ofrecer un cuadro lo mas amplio y coherente posible, y esperando despertar la curiosidad del lector-oyente al punto que le lleve a los niveles mas profundos de percepción y comprensión. De antemano pedimos disculpas porque algunas de las exposiciones puedan resultar inaccesibles para quienes no posean conocimiento de conceptos y vocabulario musicales de los que ineludiblemente se hace uso, así como de otros relacionados con enseñanzas del ámbito sufí (ausentes, por otro lado, en el texto de los cuentos), para los cuales tampoco hay espacio aquí, ni autoridad para dar cuenta. A este respecto dirémos que nuestra interpretación de tales concepciones tiene su fuente en la exposición del pensamiento de Gurdgiev desarrollada por Uspiensky, especialmente en su libro “Fragmentos de una enseñanza desconocida", así como por autores como Diravamsa, Claudio Naranjo, E.J.Gold, o el propio Idries Shaa, autor de ambos libros de cuentos de los que extraemos la selección que nos ocupa.

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Sepa el lector-oyente que no hay en esta música intención alguna de relacionarla con ningún estilo en particular, mas allá de la evocación del ámbito cultural inherente a los cuentos por medio de algunos elementos musicales característicos. Mucho menos se pretende crear o recrear alguna supuesta “música sufí”. Quiero resaltar aquí el carácter lúdico de todo el proceso compositivo, por más que sus fundamentos parezcan surgir de sesudas disertaciones, sin perjuicio de ser solidario con una honesta y sincera búsqueda de verdad y sabiduría, como la emprendida por el sufí en su camino de crecimiento espiritual.